OJDI – La espiritualidad en las religiones abrámicas – Salón de cancillería – 17/10/2013
Nunca pudieron los organizadores de este evento elegir una fecha más oportuna para convocarnos a este encuentro. No sé si lo sabían pero hace más o menos 2500 años los rabinos fundadores de la Tradición Rabínica establecieron el ciclo de lecturas semanales de la Torá y determinaron que esta semana se encuentre entre el Shabat que leímos “Lej Leja” y el Shabat que leeremos “Vayerá”. Yo creo profundamente que Dios guía las fuerzas cósmicas, produciendo señales que están en los caminos que transitamos.
El Shabat pasado leímos en todas las Sinagogas “Lej Leja”, que relata la gran “revelación” de Dios a Abraham encomendándole hacerse cargo de su destino: Construir una Nación en la Tierra de Israel; una nación que sea “bendición” para todas las naciones del mundo, dando testimonio con sus conductas – “halaja” – del Pacto que Dios ha establecido con toda la humanidad.
El próximo Shabat, en “Vayera”, leeremos que en el proceso de convertirse en el Gran Patriarca de la Fe; Abraham, debe aprender que no hay Fe sin sacrificio. Por eso Abraham es puesto a prueba: Dios le ordena que primero deje partir a Ishmael y después lo mismo con Ytzjak.
Dios le enseña a Abraham que sacrificio no es quitar la vida, sino consagrarla, dedicarla. Le enseña a renunciar a la posesividad, a la vanidad y el orgullo. Le enseña que lo que tenemos transitoriamente y gozamos, no es para satisfacer mezquindad, sino para emplear amorosamente en alguna misión trascendente.
Le enseña que – como más tarde lo explicita la Cabalá – la legítima ambición de tener es para poder dar.
¿Qué es el Hombre? … El Hombre no es un animal evolucionado! La vida es un Milagro, y el hombre es la máxima creación de Dios!
Afirmar que la vida es un milagro, no implica ignorar el extraordinario y valioso caudal de conocimientos científicos que hoy disponemos. Por el contrario gracias a la ciencia hoy reconocemos el extraordinario valor de hombres y mujeres de “Fe”, que en siglos primitivos, afirmaron – sin todos esos conocimientos – la admiración y la veneración al milagro, la maravilla y la sorpresa de la existencia.
Así como la vida diferenciada de la no-vida es un milagro – en el proceso de la evolución – la autoconciencia que distingue la condición humana también es un milagro!
El hombre no solo conoce la vida; también conoce que conoce la vida! … Entender es un milagro!
Esta es una experiencia exclusiva del género humano!
La experiencia de la autoconciencia al mismo tiempo nos coloca por encima de la vida, también nos lanza a una soledad existencial insondable. Inefable soledad que solo se mitiga para quien puede ingresar en el doble pacto de Abraham:
el Pacto con Dios: La Fe.
y el Pacto con el prójimo: La Comunidad.
Mientras que todo lo que fue creado en el impulso primordial, de los primordiales seis días; fue creado terminado por el verbo, por el imperativo divino; al Ser-Humano se le demanda participación en su propia creación.
El Rabino Abraham Joshua Heschel decía: «La esencia del Hombre no RADICA en lo que es, sino en lo que es capaz de ser».
En la esencia del Ser Humano está la libertad, el “Libre albedrio” … Solo el Hombre tiene la capacidad de elegir lo que será. Pero paradojalmente esa libertad nos es impuesta!
Así lo expresa maravillosamente Heschel: “Acaso más significativo que el hecho de percatarnos de lo cósmico, sea el tener conciencia de que debemos percatarnos de ello como si se tratara de un imperativo, de una compulsión a prestar atención a aquello que está más allá de nuestro alcance.”
La libertad es un imperativo! ¿Qué paradoja, no? La libertad nos es impuesta!!
…
La “Libertad” es la fuente de nuestro inmenso poder …y también de nuestra angustia existencial: Lo humano no se alcanza, sino que se elige … Pero además el resultado de la elección tampoco está garantizado. La soledad acompaña la libertad.
…
Experimentar libertad, experimentar el poder de decidir, ejercer la audacia del salto por encima del abismo de la angustia, confiere también una sensación de tremendo poder. El Poder tiene un efecto narcótico y entonces nos creemos invencibles. Ahí es cuando tropezamos con nuestra mortalidad, y la conciencia de nuestro inmenso poder se turba.
Lo humano se columpia entre la conciencia del poder y la conciencia de la impotencia.
El poder muchas veces degenera en violencia. La impotencia también!! Tanto vanidad como frustración son extremos que se unen y son causa de violencia y crueldad. Solo la “irhá”, el temor reverente a Dios, solo la “emuná” (Fe) junto al amor al prójimo (Comunidad) pueden cambiar la historia.
El Hombre debe aspirar a lo superior para evitar caer por debajo de lo inferior. El Hombre que no es humano, no es bestial, es in-humano. La maldad y la crueldad no tiene nada que ver con lo animal. Los animales son incapaces de las perversiones que los hombres somos capaces de cometer. Asociar el pecado a lo animal es blasfemo, porque desprestigia a las otras criaturas divinas.
El mal no está en la naturaleza, el pecado no está en lo que el Hombre es; sino en no-ser-lo-que-podría-ser. Parafraseando a un gran maestro de la Cabalá: pecar, es fallar en la conjugación del verbo SER.
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Ser Humano es ser Libre … ¿Por qué Dios nos confirió semejante poder?
El Rabino Abraham Joshua Heschel enseñaba, Dios ha puesto Su destino en manos del Hombre. La creación de lo humano es una necesidad de Dios. El Hombre no está solo! Dios ESTÁ EN BUSQUEDA DEL HOMBRE!
En términos del tiempo cósmico la humanidad está en la infancia. ¿Cuánto es 150 mil años del “Homo sapiens” comparados con 4500 millones de años del Universo? Pero más aún, 10 mil años de civilización es infinitesimal respecto a lo que espera de futuro.
No habrá ninguna “apocalipsis”! No esperen el final del mundo! Hay mundo para rato!!
El conocimiento moderno de la historia puso de relieve la dimensión y profundidad del pasado; ahora nos toca advertir que lo que habrá de futuro será MUCHO más relevante!!!!
Las versiones apocalípticas del futuro son espiritualmente tan inmorales como las versiones nostálgicas del pasado! La modernidad, y especialmente el siglo XX, han puesto a la Humanidad en el umbral de la era galáctica de su desarrollo.
En términos del tiempo universal estamos en los comienzos de la expansión del poder humano y lo que el Hombre haga con su poder podrá proyectar o atrasar ese estadio superior que en términos profético fue llamado “Gueulá” (Redención o Salvación).
Muchos de los que nacimos a mediados del siglo pasado, imaginábamos el siglo 21 con transportes propulsados por baterías solares; cultivos intensivos en granjas cibernéticas que elaborarán alimentos nutritivos y saludables para todos; hospitales que cuidarían de los enfermos con ternura para que curen o mueran en paz; escuelas en las que los alumnos, gracias al desarrollo de las comunicaciones e internet, crecerían como personas de criterios amplios, apreciando y admirando las civilizaciones que pueblan la tierra y las otras galaxias; sociedades que con sistemas legales depurados resolverían los naturales conflictos interpersonales con equidad y justicia
Ya estamos en el siglo 21, y lo más primitivo del presente es, que el futuro es solo para algunos privilegiados; mientras la mayoría de la gente vive con lo peor del pasado.
¿Cuál debería ser la contribución de la religión al progreso y desarrollo humano? Esta es una pregunta que tiene aristas dolorosas. Podríamos engolosinarnos hablando de teología, de espiritualidad, de santidad de la vida, de la demanda profética. Pero … (pero…) ¿cómo ignorar las guerras y vejaciones del pasado y del presente en nombre de las religiones? En nombre de las religiones se ha matado, se ha sometido a esclavitud, se ha discriminado racial y sexualmente. Se ha censurado el conocimiento la ciencia y el arte!… Y se sigue haciendo!
Las religiones debemos contribuir al desarrollo humano, no solo señalando las acciones de las sociedades e instituciones seculares sino señalando sobre nosotros mismos. Las religiones no estamos eximidas de responsabilidad en el estado actual de la humanidad.
Ya he dicho en otras oportunidades provocativamente y vuelvo a hacerlo: ¿Qué pasaría si cerráramos todas las sinagogas, todas las iglesias y todas las mezquitas por un año? ……..
Muchas veces las tradiciones religiosas se interpusieron entre los Hombres; y por consiguiente entre los Hombres y Dios. Muchas veces confinamos a Dios a la esfera de los rituales en fingida devoción. Otras veces con los dogmas se ha ahogado a la libertad ofreciendo a los hombres y mujeres un refugio para huir de la responsabilidad inherente a ese “libre albedrio” inherente al Ser Humano.
¿Pueden permanecer las creencias religiosas sin ser afectada por el desarrollo humano?
Los pensadores religiosos debemos preguntarnos como acompañar el desarrollo de la humanidad si queremos que la fe, cumpla su papel. La religión debe aliarse a la ciencia y al arte.
En los últimos 400 años se han producido tremendo cambios: revolución científicas … filosófica… tecnológica… política… industrial… económica… social…. Quizás el cambio más trascendente es la conciencia histórica. El Hombre se ha dado cuenta de la historicidad de la vida, la historicidad de la conciencia humana, la historicidad de la exploración espiritual e intelectual. La historia tiene historia! (Y esta conciencia nos conmueve porque pronto nosotros seremos historia!!! … si es que no nos hacemos olvidables). La conciencia de la historia nos lanza a la abrumadora conciencia que el futuro es mucho más extenso que el pasado.
¿Por qué religión y espiritualidad hoy? ¿No hemos comprendido la relatividad de nuestras creencias? ¿No es contradictorio la Fe con la conciencia de la historicidad y la contingencia de los hechos?
¿Por qué religión y espiritualidad hoy?
Precisamente porque la conciencia de lo contingente y relativo ha despertado también cinismo y escepticismo. Solo la religión – aliada al arte y a la ciencia – puede preservar la capacidad de encanto y asombro; el espíritu de amor y sacrificio. Pero para ello deberemos hacer grandes esfuerzos!!
Algunos desarrollos del judaísmo, el cristianismo y el Islam; que conciben al cuerpo como prisión del alma, lograron que el corazón humano fuera sepulcro de lo divino. Eso ha tenido consecuencias aberrantes, porque mientras se obliga a “los fieles” a reprimir lo natural, se jerarquiza a la muerte como libertad y a los verdugos como libertadores.
“Del polvo venimos y al polvo volvemos”… ¡Qué nobleza la del polvo! ¡Es necesario afirmar la noble dignidad del polvo, que no es inferior a la del espíritu! ambos creados por Dios.
Las religiones tenemos una deuda moral con el sexo femenino. Deberíamos apoyar decididamente la liberación femenina, y promover la liberación de la masculinidad del yugo del machismo que hace a los varones sus primeras víctimas. No se trata de feminizar al hombre o masculinizar a la mujer, sino reconocer que las transformaciones que han ocurrido en la humanidad, implican también una transformación de los roles sociales del varón y de la mujer y de sus respectivas autoconciencias.
Deberíamos proteger la intimidad sexual de toda mirada social, reconociendo que la elección sexual no puede ser condicionada por la sociedad. El género es un dato de la naturaleza lleno de misterio, sorpresa y maravilla. La homosexualidad no es pecado!
Es lamentable ver el poco entusiasmo que las religiones han puesto en los desarrollos científicos, señalando solo los riesgos e ignorando las enormes posibilidades que la ciencia propone. Si no logramos superar la frustración de los enfrentamientos medievales, las religiones seguiremos eludiendo el reconocimiento a la extraordinaria capacidad de la ciencia moderna para curar y mejorar la vida de la gente. Por ejemplo ayudando a tener hijos a quienes antes no podían o permitiendo una planificación familiar responsable.
La religión debería aliarse a la ciencia y a su capacidad de defender la vida. Desde nuestro lugar espiritual deberíamos promover el derecho a no-nacer y el derecho a morir con dignidad. Tenemos que ponernos a la altura de la medicina que anticipa a la gestación, el conocimiento de las condiciones que tendrá esa vida. La medicina que logra prolongar la vida biológica más allá de la dignidad moral, debería tener la asistencia moral y religiosa que autoriza a terminar la vida terrena.
Pirkei Abot, el tratado que enciclopediza la teología talmúdica sentencia: Tres cosas sostienen al mundo: La Torá – la sabiduría; la Avoda – el culto; y Guemilut Jasadim – las obras piadosas. Quienes abrevamos en la inspiración bíblica sabemos que para encontrar a Dios – parafraseando al Rabino Abraham Joshua Heschel – podemos buscarlo: en la naturaleza; en la revelación; o en los actos sagrados.
Sin duda la contemplación y el estudio acrecientan la conciencia de Dios, pero no es la alabanza o la sabiduría lo que más glorifica a Dios. Dios ha puesto Su Ser, Dios ha puesto Su destino, en manos del Hombre.
La creación de lo humano es una necesidad de Dios, por eso a Dios no le alcanza solo con la Fe, o la contemplación. Para servir a Dios es necesario Servir al Ser Humano! Para servir a la Humanidad hay que reconocer la propia humanidad, la propia singularidad. “Ve ahavta le reaja kamoja” amarás a tu prójimo como a ti mismo – implica el propio amor, el amor a sí mismo. Sin aprecio de la propia singularidad, no hay aprecio a la singularidad de nadie! Cuando cada hombre comprenda su singularidad, así como la singularidad del prójimo, entonces comprenderá también lo divino. Debemos ayudar a las sociedades a restituir a las personas su calidad de personas. Las personas no somos clientes, votantes, pacientes, consumidores… Las personas somos personas, seres únicos y singulares!
Cuando los seres humanos nos reconocemos únicos y al mismo tiempo semejantes, cuando los hombres descubren a otros seres humanos y se ayudan generosamente entre sí, es cuando los hombres nos volvemos humanos.
Acercarse a Dios, sólo es posible volviéndonos humanos… Más humanos! Y “Ser Humano” implica un pertenecer a un colectivo donde haya reciprocidad y mutualidad.
El capit 19 del Levítico, capitulo eje (hasta topográficamente) de la Biblia señala las responsabilidades de solidaridad y mutualidad y en cada una de las prescripciones recuerda que al observarlas estamos haciendo que Dios sea Dios.
9 » ’Cuando seguéis la espigas de vuestro campo, no segarás hasta el último rincón de tu campo, ni recogerás las espigas en tu campo segado. 10 Tampoco rebuscarás tu viña ni recogerás las uvas caídas de tu viña. Las dejarás para el pobre y para el extranjero. ANI ADONAI ELOEIJEM Yo, Ad-i, vuestro Dios.
11 » ’No robaréis, ni mentiréis ni os engañaréis el uno al otro. 12 » ’No juraréis falsamente por mi nombre, profanando el nombre de tu Dios. ANI ADONAI Yo, Ad-i.
13 » ’No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. El salario del jornalero no será retenido hasta la mañana siguiente. 14 » ’No maldecirás al sordo, ni harás tropezar al ciego; sino que tendrás temor de tu Dios. ANI ADONAI Yo, Ad-i.
15 » ’No harás injusticia en el juicio. No favorecerás al pobre, ni tratarás con preferencia al poderoso. Juzgarás a tu prójimo con justicia. 16 » ’No andarás calumniando en medio de tu pueblo. » ’No atentarás contra la vida de tu prójimo. ANI ADONAI Yo, Ad-i.
17 » ’No aborrecerás en tu corazón a tu hermano. Ciertamente amonestarás a tu prójimo, para que no cargues con pecado a causa de él. 18 » ’No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Más bien, amarás a tu prójimo como a ti mismo. ANI ADONAI Yo, Ad-i.
En el encuentro entre-humanos, en la comunidad, es donde lo Divino llega a su realización. Como predicaba Martín Buber: El lugar del encuentro con lo Divino, es la relación inter-humana. En el encuentro, la chispa divina se libera y se realiza.
La Tora emplea una palabra muy específica para decir “Comunidad”, la llama EDA que viene de la palabra ”ed”, testigo. ¿Qué atestigua una Comunidad? La autentica comunidad, atestigua la existencia de Dios.
La Biblia proclama la santidad de cada vida humana que incluye su libertad para elegir y optar. Pero la libertad – de la que Dios es promotor y garante – como cuando liberó a los esclavos de Egipto – no existe sin mutualidad. No se puede gozar de opulencia en medio de la miseria.
Hambre y miseria acrecentada miles de veces a todo lo conocido en la historia humana, porque descaradamente se expone en cine, TV, Facebook, Yotube… Descaradamente se muestra la opulencia de los privilegiados junto a la pobreza de los pobres. Deberíamos – en el espíritu bíblico – proclamar: Está prohibido hacer negocios con la pobreza!!! Dios prohíbe ganar dinero a costa de los pobres!!
Cuando en el pasado alguien se lamentaba de la pobreza, carecía de los medios para sobreponerla. Hoy cuando alguien muere de hambre, no es porque falta alimento, sino porque otro tira a la basura lo que le falta a ese pobre. Hoy mueren enfermos no por su enfermedad, sino por el precio de los remedios. La responsabilidad ética de la sociedad humana del presente es inmensamente mayor a la de nuestros antepasados. La humanidad hoy dispone del poder efectivo para vencer la miseria. Y no lo hace! … Jamás se ha visto semejante pecado.
“Mi hu ashir, ha sameaj be jelko”, rico es el que puede regocijarse con lo que tienen ¿Quién puede gozar de lo que legítimamente ganó cuando lo rodea la miseria? Por supuesto que la solución no es generalizar la pobreza sino universalizar la riqueza, con justicia!
El mundo necesita un jubileo! Debemos reconocer que en el orden natural no está previsto la justicia. La naturaleza incluye solo “poder”. El hombre que está enfrente al orden natural – (enfrente, no enfrentado!) – es a él, que le corresponde hacer justicia – tzedaka! Dios necesita al hombre para completar la creación y hacer justicia.
Hay un plan divino, en el que primero el Hombre debe hacerse humano ejerciendo la libertad. Hacerse humano pasa por reconocer la reciprocidad, la mutualidad, la solidaridad que es justicia, no solo de caridad.
El destino humano está ligado a encontrar lo común, lo que nos une, sin ignorar o despreciar la diversidad. El pluralismo es una exigencia suprema que brota desde las fuentes bíblicas. Reconocer que necesitamos mantenernos en contacto con el diferente, y sostener la diferencia, es de relevancia ética y religiosa suprema. Los monólogos son signo de desordenes psíquicos, y sin duda menos fecundos que el diálogo. Las religiones deberíamos cultivar más las preguntas; devolver al Hombre el sentido sagrado de la duda, condenar el fundamentalismo y el dogmatismo como antirreligioso.
Las instituciones religiosas deberían abstenerse de intervenir en cualquier forma del Estado o política. La estricta separación entre religión y estado es tan determinante para el destino humano como la estricta separación entre los Poderes del Estado o la independencia de la prensa.
Abraham – el patriarca – tuvo la audacia de rechazar la idolatría de su entorno. Hoy los dioses no tienen los mismos nombres que tenían en el pasado, hoy son otros dioses, tienen otras formas pero igual se trata de idolatría.
Abraham – el patriarca – tuvo el coraje de cruzar las fronteras de su tiempo y fue el “Hebreo”. Asumió que debería construir una nación, una Comunidad, que en sus instituciones y prácticas expresara la lealtad al proyecto del creador. El apartamiento abrahámico, no es un apartamiento «religioso»; por el contrario es un experimento humano social colectivo.
Si todos los judíos fuéramos buenos judíos, si todos los cristianos fueran buenos cristianos y si todos los musulmanes fueran buenos musulmanes, este mundo sería bastante mejor.
Rabino Baruj Plavnick