BRIT MILÁ

El Berit Milá es la señal del Pacto que realizó Dios con el Patriarca Abraham y su descendencia, para ser
el Pueblo elegido espiritualmente hasta la eternidad, por el mérito de haber sido el primer hombre que
descubrió y promulgó el monoteísmo en el mundo, santificando el nombre del Eterno.
Es un mensaje que nos enseña, que así como se nace incompleto físicamente y se debe perfeccionar el
cuerpo mediante el Berit Milá, del mismo modo se debe lograr la máxima superación en el plano
espiritual.
El Berit Milá se graba en el cuerpo, pues así como no es fácilmente borrable, tampoco es posible
deshacerse del Pacto y compromiso que éste implica.

El Brit-Mila ocupa un lugar central entre las tradiciones Judías.

Si estas buscando Mohel y un lugar donde celebrar el Brit Mla de tu hijo comunicate con Pardes al 4555-1390 o por mail pardes@pardes.org.ar

En el centro de toda la concepción bíblica está el concepto de BRIT (Pacto). Dios establece un Brit con la vida en general y especialmente con la humanidad a través de Noé (Bereshit, Génesis Cap. 9:17): וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים אֶל נֹחַ זֹאת אוֹת הַבְּרִית אֲשֶׁר הֲקִמֹתִי בֵּינִי וּבֵין כָּל בָּשָׂר אֲשֶׁר עַל הָאָרֶץ –Y le dijo Dios a Noé “Este es la señal del pacto (el multicolorido arco iris) que he establecido entre mi y entre todo ser viviente que habite el mundo”

Luego Dios formula un Pacto con Abraham (Bereshit, Génesis Cap. 17:9 a 14): “Y le dijo Dios a Abraham: Y tú mi Pacto habrás de observar, tú y tu descendencia por todas las generaciones. Este es el Pacto que observareis…circuncidareis a todo varón… a la edad de ocho días será circuncidado… y estará como Pacto en vuestra carne para la eternidad…”
Un “pacto” – a pesar de la devaluación mercantilista que la palabra sufrió en tiempos modernos – tiene en la filosofía bíblica un sentido muy elevado. Es el nombre de un vínculo perpetuo y sagrado que nace de la libre voluntad y el amor. Hay vínculos perpetuos que se originan sin la intervención deliberada de la voluntad, por ejemplo los hermanos serán hermanos toda la vida independientemente de todo deseo. Hay vínculos que tienen la misma vocación de eternidad pero que se originan en el deseo, la elección y el amor de los que se vinculan, por ejemplo el matrimonio, la auténtica amistad, etc. Estos vínculos, la Torá los llama BRIT (pacto).
Hay vínculos establecidos por la naturaleza, padres e hijos, hermanos, primos, etc. Otros son vínculos sociales más o menos pasajeros, compañeros de trabajo o estudio. Hay otros vínculos como los amigos que se establecen «porque lo queremos», por voluntad propia y libre. Todo vínculo entre personas conlleva la responsabilidad recíproca.

Un acuerdo o un contrato tiene un objetivo específico y un tiempo determinado: «vamos al cine a la noche» o «te compro o te vendo tal cosa». En cambio un pacto es para siempre y no tiene ningún objetivo específico. Pactan por que «lo» quieren y «se» quieren.
Cuando llegamos a un acuerdo con otra persona, utilizamos distintos gestos y símbolos para expresar que estamos de acuerdo, por ejemplo, un apretón de manos, besos o abrazos, intercambio de objetos simbólicos, alguna otra cosa de valor para cada uno. El símbolo del Pacto de Dios y el Pueblo Judío es la Circuncisión (cortar la piel del prepucio que circunda el miembro del varón)
La Torá nos cuenta que Abraham comprendió hace 3.500 años que la existencia del mundo se debía a que Dios lo había creado, lo sostenía y lo cuidaba. Sorprendido y maravillado por el orden de la naturaleza, la fuerza y la belleza de la vida, y la capacidad humana de entender quiso agradecer a Dios y rezó. Y Dios le respondió! En cierto sentido Abraham y Dios se «enamoraron» y celebraron un pacto. Dios le aseguró a Abraham que el nunca lo abandonaría, ni a él ni a sus descendientes y Abraham se comprometió a aprender y enseñar la Torá
El órgano sexual es el órgano de procreación y el Brit-Mila es un símbolo del compromiso de continuar la histórica del pueblo judío y del judaísmo. El “Brit” es un deber de los padres que asumen conscientemente que traer un hijo a la vida es una elección y una responsabilidad sagrada, perpetua e incondicional. Al elegir ser padres nos comprometemos a una responsabilidad irrenunciable con nuestros hijos. Ellos alcanzarán su propia madurez y ejercerán sus libres elecciones pero a partir de elecciones que irrenunciablemente debemos hacer los padres. No podemos “no elegir”! Elegimos traerlos a este mundo, y desde que son concebidos hasta que alcancen su madurez dependen de los padres para ser cuidados en cuerpo, en mente y en alma. Traerlos a la vida, implica traerlos a una historia y a una cultura.

El Brit Mila es una Mitzva en primer lugar del papá, es una señal que él coloca en su hijo para señalar que lo reconoce como su propio hijo y continuador de su judaísmo. Las madres llevan a sus hijos en el vientre y los sienten salir desde adentro al nacer. Los papas deben ejercer desde la conciencia la paternidad y el ver en la sangre de su hijo el sentido de responsabilidad ante la vida.

El Brit tiene un profundo significado místico! pero la circuncisión tiene también un cierto ingrediente de violencia contenida. Hay otras cosas bellas, significativas y valiosas que tienen un aspecto violento, por ejemplo una mamá que da a luz a su hijo lo expulsa fuera de su vientre, un cirujano salva vidas y restaura la salud de mucha gente con operaciones quirúrgicas que también provoca dolor, aplicar una vacuna provoca algo de dolor pero todos esos actos se dirigen a dar y aumentar la vida. La humanidad muchas veces mal uso su fuerza y la empleó para hacer daño y causar muerte, en ese contexto el “Brit Mila” debería actuar como antídoto especial para los varones que tantas veces en la historia malinterpretamos el sentido de la fuerza, dirigiéndola hacia la destrucción y la guerra. La vista de la gota de sangre que sale del hijo pequeño debería inspirar reverencia al milagro de la vida y compromiso con la paz.

En ese sentido las mujeres tienen más ventajas pues desde muy temprano en la pubertad están conectadas con la sangre y luego cuando van a dar a luz aprehenden existencialmente el misterio y el milagro de la vida. Las bebes mujeres – que algún día serán madres – no llevan un signo físico del Brit, porque todo su cuerpo lleva el carácter de “arca del pacto”. Dado que el Shabat es otra expresión del Brit (pacto) del pueblo judío con Dios, las madres – que dan a luz – tienen la misión de “marcar” el comienzo de cada Shabat encendiendo las velas en el hogar.

La Cabalá nos ha enseñado que las acciones y conductas deben ser consideradas no por su aspecto exterior sino por el sentido ético y espiritual que transportan y por lo tanto cuando vamos a participar de un Brit Mila debemos procurar involucrarnos del “sentido” místico de esta ceremonia milenaria, un sentido que está más allá de las palabras, los actos y las explicaciones.
Los padres circuncidan a su hijo a los ocho días de nacido y así se lo introduce como miembro del pueblo de Israel. Tan importante es esta ceremonia, símbolo de nuestra esencia judaica, que aunque el octavo día caiga Shabat o Yom-Kipur, igualmente debe realizarse. El único motivo que obliga a postergar la ceremonia es cuando el bebe esta débil o se pone en peligro su vida, entonces se posterga.
La ceremonia es realizada por un experto, el Mohel, que aprendió la técnica, hoy en día debería ser un cirujano, que además de conocer la técnica médica, también tiene que ser una buena persona, conocedor de la Torá y la Tradición.
En el centro de toda la concepción bíblica está el concepto de BRIT (Pacto). Dios establece un Brit con la vida en general y especialmente con la humanidad a través de Noé (Bereshit, Génesis Cap. 9:17): וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים אֶל נֹחַ זֹאת אוֹת הַבְּרִית אֲשֶׁר הֲקִמֹתִי בֵּינִי וּבֵין כָּל בָּשָׂר אֲשֶׁר עַל הָאָרֶץ –Y le dijo Dios a Noé “Este es la señal del pacto (el multicolorido arco iris) que he establecido entre mi y entre todo ser viviente que habite el mundo”
Luego Dios formula un Pacto con Abraham (Bereshit, Génesis Cap. 17:9 a 14): “Y le dijo Dios a Abraham: Y tú mi Pacto habrás de observar, tú y tu descendencia por todas las generaciones. Este es el Pacto que observareis…circuncidareis a todo varón… a la edad de ocho días será circuncidado… y estará como Pacto en vuestra carne para la eternidad…”
Un “pacto” – a pesar de la devaluación mercantilista que la palabra sufrió en tiempos modernos – tiene en la filosofía bíblica un sentido muy elevado. Es el nombre de un vínculo perpetuo y sagrado que nace de la libre voluntad y el amor. Hay vínculos perpetuos que se originan sin la intervención deliberada de la voluntad, por ejemplo los hermanos serán hermanos toda la vida independientemente de todo deseo. Hay vínculos que tienen la misma vocación de eternidad pero que se originan en el deseo, la elección y el amor de los que se vinculan, por ejemplo el matrimonio, la auténtica amistad, etc. Estos vínculos, la Torá los llama BRIT (pacto).
Hay vínculos establecidos por la naturaleza, padres e hijos, hermanos, primos, etc. Otros son vínculos sociales más o menos pasajeros, compañeros de trabajo o estudio. Hay otros vínculos como los amigos que se establecen «porque lo queremos», por voluntad propia y libre. Todo vínculo entre personas conlleva la responsabilidad recíproca.

Un acuerdo o un contrato tiene un objetivo específico y un tiempo determinado: «vamos al cine a la noche» o «te compro o te vendo tal cosa». En cambio un pacto es para siempre y no tiene ningún objetivo específico. Pactan por que «lo» quieren y «se» quieren.
Cuando llegamos a un acuerdo con otra persona, utilizamos distintos gestos y símbolos para expresar que estamos de acuerdo, por ejemplo, un apretón de manos, besos o abrazos, intercambio de objetos simbólicos, alguna otra cosa de valor para cada uno. El símbolo del Pacto de Dios y el Pueblo Judío es la Circuncisión (cortar la piel del prepucio que circunda el miembro del varón)
La Torá nos cuenta que Abraham comprendió hace 3.500 años que la existencia del mundo se debía a que Dios lo había creado, lo sostenía y lo cuidaba. Sorprendido y maravillado por el orden de la naturaleza, la fuerza y la belleza de la vida, y la capacidad humana de entender quiso agradecer a Dios y rezó. Y Dios le respondió! En cierto sentido Abraham y Dios se «enamoraron» y celebraron un pacto. Dios le aseguró a Abraham que el nunca lo abandonaría, ni a él ni a sus descendientes y Abraham se comprometió a aprender y enseñar la Torá
El órgano sexual es el órgano de procreación y el Brit-Mila es un símbolo del compromiso de continuar la histórica del pueblo judío y del judaísmo. El “Brit” es un deber de los padres que asumen conscientemente que traer un hijo a la vida es una elección y una responsabilidad sagrada, perpetua e incondicional. Al elegir ser padres nos comprometemos a una responsabilidad irrenunciable con nuestros hijos. Ellos alcanzarán su propia madurez y ejercerán sus libres elecciones pero a partir de elecciones que irrenunciablemente debemos hacer los padres. No podemos “no elegir”! Elegimos traerlos a este mundo, y desde que son concebidos hasta que alcancen su madurez dependen de los padres para ser cuidados en cuerpo, en mente y en alma. Traerlos a la vida, implica traerlos a una historia y a una cultura.

El Brit Mila es una Mitzva en primer lugar del papá, es una señal que él coloca en su hijo para señalar que lo reconoce como su propio hijo y continuador de su judaísmo. Las madres llevan a sus hijos en el vientre y los sienten salir desde adentro al nacer. Los papas deben ejercer desde la conciencia la paternidad y el ver en la sangre de su hijo el sentido de responsabilidad ante la vida.

El Brit tiene un profundo significado místico! pero la circuncisión tiene también un cierto ingrediente de violencia contenida. Hay otras cosas bellas, significativas y valiosas que tienen un aspecto violento, por ejemplo una mamá que da a luz a su hijo lo expulsa fuera de su vientre, un cirujano salva vidas y restaura la salud de mucha gente con operaciones quirúrgicas que también provoca dolor, aplicar una vacuna provoca algo de dolor pero todos esos actos se dirigen a dar y aumentar la vida. La humanidad muchas veces mal uso su fuerza y la empleó para hacer daño y causar muerte, en ese contexto el “Brit Mila” debería actuar como antídoto especial para los varones que tantas veces en la historia malinterpretamos el sentido de la fuerza, dirigiéndola hacia la destrucción y la guerra. La vista de la gota de sangre que sale del hijo pequeño debería inspirar reverencia al milagro de la vida y compromiso con la paz.

En ese sentido las mujeres tienen más ventajas pues desde muy temprano en la pubertad están conectadas con la sangre y luego cuando van a dar a luz aprehenden existencialmente el misterio y el milagro de la vida. Las bebes mujeres – que algún día serán madres – no llevan un signo físico del Brit, porque todo su cuerpo lleva el carácter de “arca del pacto”. Dado que el Shabat es otra expresión del Brit (pacto) del pueblo judío con Dios, las madres – que dan a luz – tienen la misión de “marcar” el comienzo de cada Shabat encendiendo las velas en el hogar.
La Cabalá nos ha enseñado que las acciones y conductas deben ser consideradas no por su aspecto exterior sino por el sentido ético y espiritual que transportan y por lo tanto cuando vamos a participar de un Brit Mila debemos procurar involucrarnos del “sentido” místico de esta ceremonia milenaria, un sentido que está más allá de las palabras, los actos y las explicaciones.

Los padres circuncidan a su hijo a los ocho días de nacido y así se lo introduce como miembro del pueblo de Israel. Tan importante es esta ceremonia, símbolo de nuestra esencia judaica, que aunque el octavo día caiga Shabat o Yom-Kipur, igualmente debe realizarse. El único motivo que obliga a postergar la ceremonia es cuando el bebe esta débil o se pone en peligro su vida, entonces se posterga.
La ceremonia es realizada por un experto, el Mohel, que aprendió la técnica, hoy en día debería ser un cirujano, que además de conocer la técnica médica, también tiene que ser una buena persona, conocedor de la Torá y la Tradición.

Si estas buscando Mohel y un lugar donde celebrar el Brit Mla de tu hijo comunicate con Pardés al 1130597737- 4555-1390 o por mail info@pardes.org.ar