Con profunda convicción religiosa quiero comenzar mi exposición citando a uno de los humanistas ateos más importantes del siglo 20 Bertrand Russell que dijo “Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los necios siempre están seguros de sí mismos, mientras que los sabios siempre están llenos de dudas”.
Y agrego otra cita de otro hombre sabio que vive entre nosotros Jack Fuchs, sobreviviente de la Shoa:
«¿Qué es ser judío? Pertenecer a un mismo credo. Pero… hay muchísimos judíos ateos. No es tampoco una comunidad de intereses políticos. Cuando vivía en Polonia había 20 partidos políticos judíos. Tampoco es ser sionistas. Hay judíos que no comparten nada con el Estado de Israel. Tampoco hay un único patrón cultural, hay innumerables ramas culturales… En realidad ser judío es una desgracia.»
Aunque suena muy trágica esta última afirmación creo que afirma una certeza básica. Yo no lo diría como lo dijo Fuchs – no me siento con derecho moral a cuestionar las palabras de un sobreviviente de la Shoa – sin embargo yo diría que afirma la certeza que la identidad judía depende solo muy poco de la voluntad subjetiva.
En la identidad – como en la personalidad – la voluntad propia es solo uno de los factores determinantes. La cultura, la herencia genética, la educación y las circunstancias son otros factores que intervienen. Y desde mi punto de vista además también interviene Dios.
Todo lo que tiene que ver con Dios es racionalmente indemostrable y corresponde al plano de la Fe no del saber por lo tanto yo no voy a hablar de lo que sé sino de lo que creo.
Estamos para hablar una vez más de la Identidad judía. La Identidad!!
¡Que curioso! aquello que aspira a señalar lo singular, lo particular, se designa con el termino de la semejanza. La identidad sugiere que ser-yo es ser idéntico a … ¿a quien?
La pregunta esencial del SER se responde buscando la semejanza.
Para saber “¿Quien soy?” debo reconocer a otro, en que me parezco y en que me diferencio.
Como Judío y religioso, cuando considero cuestiones que me inquietan, busco inspiración en la Torá: Por eso ahora pensando en el tema de “La Identidad” me resuena el eco de «No es bueno que el Hombre esté solo».
Y recuerdo que esa reflexión divina sobre la situación existencial del Ser Humano es seguida por la creación de «todo los animales del campo y todas las aves de los cielos, las que fueron traídas a Adam para ver como las llamaría, y todo lo q fuera llamado (nombrado) por Adam, alma viviente (nefesh jaia) será su nombre»
Solo después de que Adam nombra todo lo viviente, se advierte que el Ser humano no encuentra compañía porque todo lo que existe es muy diferente y entonces es creada la mujer cuya semejanza y al mismo tiempo diferencia con el varón es determinante.
Al mismo tiempo semejantes y diferentes
El Hombre y los animales son muy diferentes.
El hombre y la mujer son semejantes pero no se confunden!
Las diferencias y las semejanzas les dan identidad a ambos.
La diferencia sola, es insoportable soledad.
La confusión total es la muerte.
Por eso la Biblia dispondrá que todo acto de confusión provocada es profanación (por ejemplo la siembra del campo con especies distintas de semillas o el tejido que combina lino con lana). Mientras que toda vez que alguien reconoce la distinción de lo distinto: lo consagra (Kidush); cuando se confunden las cosas se destruye, se corrompe, se profana, se asesina.
La Torá establece una categoría esencial del pensamiento: La santidad! que consiste en la distinción de lo singular, de lo peculiar. Dios al crear, separa del Tohu Ba-bohu, del caos, de la nada; de modo que lo informe cobre formas, lo inexistente adquiere existencia a través del nombre. Crear en cierto sentido equivale a distinguir. La existencia de cada cosa se establece por oposición a la confusión precedente. Dios al crear, separa, distingue… consagra.
En la creación del Ser humano. Primero se establece su semejanza «Naase Adam be tzalmeinu kidmuteinu» Haremos al Hombre con nuestra imagen, como nuestra semejanza! – dice Dios.
Estas son expresiones desconcertantes! casi escandalosa, casi absurda, ¡¿El Hombre se parece a Dios?! …
El parecido establece la IDENTIDAD. Confundir es profanar. Captar lo parecido y distinguir lo diferente simultáneamente es el acto de consagración, de elevación, de progreso.
LA IDENTIDAD ¡Que curioso! aquello que aspira a señalar lo singular, lo particular, se designa con un término que refiere a la semejanza. La respuesta a la pregunta esencial del SER exige reconocer primero la semejanza. Tal vez por eso la Biblia que intenta contarle al pueblo judío su propio origen comienza contándole el origen del mundo y de la humanidad para llegar después de 12 capítulos al comienzo de Abraham. Para descubrirme debo primero reconocer a LOS OTROS, los que son semejantes y diferentes.
Nos encontramos en una nueva época. Nunca los protagonistas de la historia pueden juzgar el alcance total de su tiempo y esto es cierto también respecto de nosotros.
No podemos abarcar toda la magnitud de las nuevas características de nuestra época pero si reconocer las expresiones más relevantes. Por ejemplo:
- La existencia del Estado de Israel es un cambio radical de la historia judía y humana.
- El antisemitismo moderno, extremo, desenfadado e irreducible que emerge en la Shoa pero es anterior al Nazismo y continua en el presente.
- El método científico que ha producido una ruptura con el modo de conocer de la humanidad. Solo mentes obtusas pueden desconocer este cambio radical. La ortodoxia al negar o esquivar el método critico científico es oscurantista
- Los procesos de integración de pueblos y culturas, aunque aún con muchos titubeos y confusiones parece marcar una tendencia. Sin duda estamos en transición a un modelo de interacción diferente entre sociedades, pueblos, culturas.
Una de las pocas certezas que tenemos es, que el mundo en el que vivimos y nuestro conocimiento de él ha cambiado radicalmente del que tenían nuestros predecesores una o dos generaciones atrás y que probablemente siga cambiando radicalmente, de modo que nos vivimos irremediablemente distintos de nuestros abuelos y con la sospecha que somos radicalmente diferentes de nuestros nietos y en consecuencia muchos de nosotros se sienten incapacitados para convertir la experiencia propia en modelos repetibles (esto conlleva un alto grado de sentimiento de frustración).
No es extraño entonces que cunda el escepticismo, el desasosiego la desesperanza. Pero el pesimismo no es una consecuencia de la realidad (aunque puede ser causa de la misma). El pesimismo o el optimismo son actitudes, y yo soy optimista.
¿Cómo enfrentar las nuevas realidades?
Primero no considerarlas viejas, SON NUEVAS!!!!
Segundo si aún no sabemos afirmativamente lo que está bien; probablemente – al estilo del método de Maimonides – sabemos bastante acerca de lo que está mal: Debemos sobreponernos a la primitiva e inmadura tentación de hallar UNA sola definición absoluta que resuelva las contradicciones y que abarque todas las diferencias.
No hay, ni ha habido nunca UN judaísmo. Según las épocas, las geografías hubo distintas formas y contenidos. Los cambios y transformaciones han sido innumerables desde el pasado hasta el presente.
¿Entonces no existe definición de judaísmo? ¿Y si no existe definición cómo determinar la pertinencia y lo pertinente?
Las definiciones son útiles a efectos prácticos, son reglas de funcionamiento; no verdades absolutas. Inglaterra es una monarquía, pero lo reyes actuales no son reyes del mismo modo que lo fueron en el siglo 15. Sin embargo hay una continuidad histórica que hace legítimo llamar a Inglaterra monarquía.
Desconocer los cambios solo porque algo lleva el mismo nombre es obtuso, también es obtuso ignorar la continuidad que subyace detrás de los cambios.
Cuando digo Judaísmo, nombro algo que existe, su existencia está determinada por el nombre. Porque cientos de generaciones lo nombraron – y en el presente nosotros lo nombramos – el judaísmo existe pero sus contornos son elásticos. Aquello que está en el centro se capta más claramente, pero eso no permite excluir lo que está en los márgenes.
Como testigos podemos decir lo que históricamente ha sido (o no ha sido) pero es necesario más humildad respecto de lo que DEBE SER. Cuando alguien dice; El Judaísmo es (tal cosa o tal otra), o se refiere al pasado y en consecuencia debe ser históricamente honesto, o se refiere a lo que DEBERIA SER según su opinión, su ideología, entonces debe ser modesto.
El Judaísmo no es UNA RELIGIÓN. Es más, el concepto de RELIGIÓN es extraño al judaísmo, es un término y una categoría de pensamiento más propio del cristianismo. Jamás Ser Judío fue dependiente de un sistema de creencias y practicas religiosas. Las ideas sobre Dios y lo que Él ordena han ocupado desde los comienzos un lugar influyente en el judaísmo pero no lo determinan.
No es la primera vez en la historia que el judaísmo se ve enfrentado a cambios radícales. En los últimos 2000 años el garante de la continuidad en el cambio ha sido la Halajá (La ley talmúdica). Uno de los factores críticos de la época que hoy vivimos es que la Halajá ya no es el referente de estabilidad que garantiza la continuidad en el cambio. Vivimos una era Post-Halájica.
El sistema halájico fue doblemente jaqueado, tanto por el cambio de paradigmas modernos, como por el reduccionismo al culto de sus defensores más preocupados por determinar las condiciones que hacen glat kosher un churrasco mientras desatienden las leyes relativas a los contratos y la honestidad comercial (en estos puntos suelen aceptar casi sin reservas la realidad moderna)
Los rabinos progresistas no inventamos la modernidad!. Las condiciones socio-políticas modernas no surgen a propósito en contra del pueblo judío, ni la ciencia tiene por objetivo refutar el judaísmo. Vivimos en este tiempo y no en otro, nuestra lealtad al pasado se prueba haciéndolo relevante en el presente.
El pluralismo es una exigencia suprema que brota desde las fuentes de nuestra tradición. Reconocer que necesitamos mantenernos en contacto con el diferente y sostener la diferencia es de relevancia ética suprema, los monólogos son signo de probables desordenes sicológicos, y sin duda menos fecundos que los diálogos.
Excluir al diferente es suicida. La naturaleza y la historia avalan esta afirmación: las especies y culturas que dejan de interactuar con su entorno se extinguen
Abraham era caldeo, Moisés egipcio, David no solo combatió a los Filisteos también imito sus tácticas, Ezra vivió en la época Persa, Los Tanaitas interactuaron con el Helenismo, los filósofos y místicos medievales con el Islam.
La condición judía jamás fue una condición multitudinaria, por el contrario desde sus remotos orígenes siempre fuimos un grupo relativamente pequeño con una fuerte conciencia de identidad particular. Desde la figura paradigmática del Patriarca Abraham en adelante, ser judío ha sido siempre reconocerse igual a todos pero distinto, singular. Ambas cosas – iguales y singulares – aunque mentes estrechas no toleren una lógica que se construye con paradojas.
Ser judío es pertenecer a un pueblo pequeño, porque las cantidades siempre son accidentales, solo Dios sabe el número exacto… a nosotros nos corresponde cultivar la calidad espiritual.
Siendo numéricamente insignificantes, ingresamos al 3er milenio con una incidencia que no guarda relación alguna con los números sino con la calidad espiritual. El pueblo judío sigue teniendo en el 3er milenio una función universal.
Quisiera señalar algunos puntos que me parecen primordiales en la Agenda de la Comunidad Judía:
1° Encontrar modos vitales de enhebrar la diversidad en unidad. Creo que todas las tendencias del judaísmo debemos comprometernos activamente en sostener la unidad. Pero al menos yo no estoy dispuesto a ser rehén de la unidad. Solo la unidad basada en el pluralismo y la democracia, será unidad.
2° Debemos reconstruir una organización comunitaria que refleje una representación legítima. Los dirigentes no pueden refugiarse en la supuesta indiferencia de la gente. Los dirigentes deben ir a buscar a la gente, escucharlos, esforzarse en entender su voluntad y representarla.
3° Vivimos una era Post-Halájica y sin embargo creo que la Halajá debe ser el eje para la construcción de un modelo vida judía Meta-halájico.
4° Debemos revisar nuestro discurso: Goi no es sinónimo de enemigo y matrimonio mixto no es traición. Los días de las verdades absolutas y dogmáticas han pasado, también han pasados los días de épica triunfalista. ¿Cómo se sigue siendo judío cuando no tenga enemigos? Así como Ds le hablo al pueblo judío le habla a otros pueblos, cuando un hijo llama a su padre «mi papa», no puede desconocer que sus hermanos también le dicen «papa».
La conversión (mal llamada así, pero no es el momento de discutir eso) no la inventamos los rabinos liberales o reformistas. David – proclamado ancestro del Meshiaj, es bisnieto de una mohabita; y la reina Ester no exigió el Brit Mila del rey Ajashverosh. El Guiur está legislado en el Talmud. La Comunidad judía debe dejar hipocresías de lado y la ortodoxia debe dejar de chantajear. En la Argentina ni la ortodoxia, ni la educación judía formal, ni los clubes judíos impiden la formación de parejas entre judíos y no judíos. Egresados de la Midrasha, participantes conspicuos de las macabeadas, hijos de familias ortodoxas se casan con no judíos. La comunidad judía debería fomentar el Guiur y ayudar a construir una historia judía en la que pueda integrar su historia no judía a aquellos que no nacieron judíos pero quieren habitar – lagur – en el pueblo judío. No podemos darnos el lujo de expulsar a miles de jóvenes que tienen raíces y proyectos judíos y convertir en resentidos enemigos a quienes por su historia podrían ser como mínimo leales aliados del pueblo judío.
5° La Amaratzut, la ignorancia y la superficialidad espiritual es una grave amenaza. Lo que amenaza al Judaísmo hoy no es la variedad de interpretaciones de la Tora, sino la ignorancia de la Tora. Es primordial reconstruir la educación judía, nuestra comunidad debe recobrar el sentido de valor supremo de la educación. En esa dirección la educación judía y en general la vida comunitaria deben dejar de ser clasista. Debe hacerse la educación judía accesible a todos los judíos. Debemos promover el estudio en los adultos y en los jóvenes y los métodos de educación no formal deben ser restaurados del desprestigio que se les impuso: La mayor carga horaria de las mejores escuelas judías no superan los logros que se puede obtener con la motivación de los movimientos juveniles, campamentos y otros instrumentos informales.
6° Otro tema será la redefinición de la centralidad de Israel en la vida judía contemporánea. En los comienzos del Estado de Israel el apoyo político y económico de la Diáspora fue determinante. Desde la década del 70 se invirtió la situación y fue perdiendo importancia relativa el apoyo judío a las posturas políticas, también perdió relevancia el apoyo económico. Para el Estado de Israel, las comunidades de la diáspora no votamos en las elecciones, no pagamos impuestos y probablemente las contribuciones de Campaña Unida sean irrelevantes con respecto a los subsidios que Israel envía a la Comunidad judía de la Argentina.
Debemos reconsiderar el vínculo entre Israel y la Diáspora desde una perspectiva Post-Sionista. También en este punto vivimos en los comienzos de una nueva era, en la que Israel no será necesario como refugio de los judíos perseguidos, ni la diáspora como Lobby internacional a favor de Israel.
7° En la Argentina hay antisemitismo. También hay otro problema: la cantidad de judíos que basan su judaísmo en el «anti-antisemitismo», pero además hay que decirlo claramente en la Argentina hay antisemitismo y no podemos callarlo. Son muchos nuestros vecinos que creen que son argentinos más puros aunque sus abuelos bajaron del mismo barco que bajaron nuestros abuelos. Cuando en la guerra de las Malvinas llegué al cuartel del comandante y pedí ver la lista de las bajas el comandante me dijo: «no hace falta rabino, todos los caídos son de los nuestros …»
Yo sé que el antisemitismo tiene una especificidad propia, pero también sé que el antisemitismo es el capitulo que nos atañe a los judíos de la concepción de que en el mundo hay superiores e inferiores; y que los inferiores son descartables; y si los inferiores se rebelan y no quieren aceptar su condición, entonces hay que suprimirlos.
El antisemitismo es una subespecie de la mentalidad que promueve y recicla la pobreza de millones, soborna con ilusiones consumistas a otros millones mientras que defiende privilegios de minorías que basan su riqueza no en el trabajo sino en la explotación, la especulación y la mezquindad.
El combate al antisemitismo no son defensas de cemento en las puertas de nuestras instituciones, sino la practica de TIKUN OLAM las enseñanzas éticas del judaísmo que promueven la justicia y el amor, la búsqueda de la verdad, el progreso y la paz. Shalom!