Mijá es su nombre en hebreo, Miqueas, en español

Fue un profeta de origen campesino de finales del siglo VIII a.C., proveniente de Moreset una pequeña aldea de la fértil llanura de Sefela a unos 30 Km. al suroccidente de Jerusalén.

Su labor se cumplió en tiempos de los reyes Jotam, Acaz y Ezequías y fue contemporáneo de los profetas Isaías, Oseas y Amós. Demostró un gran celo por el pacto con Dios y consideró que la infidelidad al amor de Dios se hace sentir en la explotación del prójimo. Amó a su pueblo campesino y pastoril . Denunció a los ricos y poderosos y a los sacerdotes y falsos profetas que actuaban para conseguir poder y privilegios. Rechazó el abuso de los aristócratas de Jerusalén contra la mayoría del pueblo campesino y la instrumentalización de la religión para ocultar las injusticias sociales.

La predicación de Mijá fue de tal alcance que influyó para que Ezequías intentara algunas reformas en el reino de Judá

El libro se divide en 4 partes

Los capítulos 1–3 comienzan condenando a los líderes de Judá por sus pecados, anunciando el día del juicio (1,5): los poderosos usan su posición para arrebatar las herencias ancestrales a los pobres, que se ven obligados a dejar sus casas y granjas por la codicia de oficiales cívicos, sacerdotes, adivinos e incluso otros profetas. La chocante serie de oráculos termina con una visión en 3,12 en la que Jerusalén es destruida junto con el templo.

Después de este horrible presagio, los capítulos 4–5 invierten la escena mostrando el tiempo de la reconstrucción de Sión y Judá más gloriosamente que antes. No sólo brillará Jerusalén, sino que las pequeñas aldeas vivirán en paz y prosperidad nunca imaginadas, con la condición de que destierren el culto falso y los ídolos.

Los capítulos 6 y 7,1-7 comienzan con lenguaje judicial: Dios habla simultáneamente como acusador y presidente de la corte. Se habla de un juicio contra Israel; Dios defiende su posición y emite un veredicto acusatorio sobre Israel. Dios siempre ha cuidado de Israel desde el éxodo; a cambio el pueblo le ofrece muchos sacrificios pero con los corazones vacíos de bondad y justicia, y esperan que Dios los perdone y olvide los lamentos de las víctimas de sus injusticias. Miqueas 6,8 durante mucho tiempo ha sido reconocido como una afirmación clave de lo que debería ser la alianza: «Se te ha dicho, Que es lo bueno y lo que Dios pide de tí, comportarte justamente, amar la misericordia y caminar humildemente con tu Dios».. Ese versículo resume la predicación de Amós, Oseas e Isaías. Los rabinos que comentaron este versículo en los primeros siglos de nuestra era lo llamaron el resumen en una línea de la Ley entera.