El profeta Amós (= carga, cargar, cargador) era originario de Tecoa, una ciudad de Judá, al sur de Jerusalén. Él trabajaba como pastor y recolector de higos silvestres . Amós profetizaba, según él mismo lo indica, en la época del rey Uzías de Judá (791-740 a.C.) y del rey Jeroboam II de Israel (793-753 a.C.). La monarquía absoluta de estos dos reyes coinciden en los años 767 al 753 a.C., de manera que el ministerio de Amós se desarrolla principalmente en este período.

En esta época, el reino de Israel ya había estado dividido en dos partes por más de ciento setenta años. Jeroboam I había instituido su propia adoración idólatra al hacer dos becerros de oro, uno para Dan y el otro para Bet-el (1.º Reyes 12: 25-33). La adoración a Baal también era popular en Israel. Una mirada superficial a este reino puede percibir que la prosperidad alcanzada durante el reinado de Jeroboam II nunca antes había sido lograda. Durante esta época (aproximadamente treinta o cuarenta años antes de que las diez tribus fueran llevadas cautivas a Asiria), Amós fue a Bet-el y pronunció sus serias advertencias y profecías. Pero el sacerdote Amasías buscó desacreditarlo ante el rey, y le aconsejó al profeta que retornara a Judá (Amós 7: 10-13).

Amós era contemporáneo de Oseas. Éste profetizaba sólo en lo concerniente a Israel, mientras que Amós profetizó además acerca de las naciones vecinas de dicha nación.

Las palabras de Amós revelan el amor de Dios para con un pueblo que nada merecía. Los reyes y los habitantes del reino del norte le habían dado las espaldas a Dios , por lo tanto, ya no tenían derecho a reclamar Sus promesas. Aun así, ellos pensaban que ningún mal les sobrevendría, porque eran el pueblo de Dios. Estas personas estaban alejadas de Dios en sus corazones. Egoísmo, ostentación, inmoralidad y la opresión del pobre estaban a la orden del día. La justicia era despreciada. En esta situación, Amós aparece anunciando el juicio de Dios.

Amós no menciona al pueblo asirio por su nombre, pero profetiza claramente que el pueblo sería llevado cautivo, lo cual sucedería bajo el reinado de Salmansar en 722 a.C. . Además de pronunciar serias advertencias, Amós habla también de la gloria futura del pueblo bajo el reinado del Mesías, el hijo de David..

El mensaje de Amós estaba dirigido principalmente al reino del norte, Israel, pero también menciona a Judá (el reino del sur) y a las naciones vecinas de Israel (sus enemigas).

Los primeros dos capítulos conforman la introducción de todo el libro. El inminente juicio de Dios que habría de caer sobre las naciones vecinas, como así también sobre Israel y sobre Judá, es anunciado. Luego siguen tres discursos dirigidos al pueblo en los capítulos 3 al 5, que comienzan con las palabras: «Oíd esta palabra». Luego, continúa con un cuarto discurso que comienza con la palabra «¡Ay!» A partir del capítulo 7, son descritas las cinco visiones del profeta y, finalmente, la restauración del pueblo terrenal de Dios .